miércoles, 30 de diciembre de 2009

El 31 tiene la última palabra.

Enero llegó cargado de buenos propósitos, que al final se quedaron en eso, buenos propósitos. Nos abonamos al bar de Marta y no hubo nadie que nos sacase de ahí. En Febrero, llegan los Carnavales, disfraz improvisado de árbitro y morir de frío. De repente, apareces. Nadie te llama, pero ahí estás, sin entrar ni quedándote fuera, en el umbral de la puerta. Con la llegada de Marzo las cosas se calman, para volver a agitarse con el viaje a Hungría y Austria. La operación Koszonom, la infiltración en habitaciones ajenas, la guía húngara y... tú, de nuevo. Confusión, mucha confusión. Abril fue el mes de establecer prioridades, de decidir por el bien de unos o por el propio... un mes más que reflexivo y ajetreado. Mayo sin embargo fue el mes de balnearios portugueses, exámenes finales y de carreras por la calle de la Ruta. Riñas para evitar males mayores.


Junio en cambio fue el mes de mis diecisiete. Más edad, más juerga y también más responsabilidad. Es el mes del fin de clases, de la alegría desbordante, de los primeros días de playa. Desembarco en EEUU y todo parece increíble: Boston, Philadelphia, los rascacielos de Nueva York, la Casa Blanca en Washington, la tarde en Coney Island... un sueño cumplido.


Julio y Agosto son los meses de verano, de playa, del paint ball que nunca llegamos a organizar, de los ingleses, del Carmín, de la locura del día de los Fuegos, de los días de piscina en la casa de Madrid y.... de nuevo aparece, por sorpresa. No era la misma persona de antes; era alguien a quien ya creía haber olvidado. Remueve todo lo que tenía en la cabeza, como solía hacer.
En Septiembre, nada volverá a ser lo mismo. El mes empezó con los últimos baños en el mar, volver a empezar el curso, con los reencuentros y los desencuentros. Alegría en definitiva. Entonces, sucede. Dan la noticia y todo parece desmoronarse. ¿Cómo puede ser posible que haya sucedido? Nadie se los explica, nadie explica nada. Es increíble.


En Octubre, es el paso definitivo hacia la madurez. Compro traje. Me visto bien. Me veo bien. Hay ceremonia. Todo el mundo orgulloso, sonriente. Da gusto. Aquella fue la noche de sábado que fue la más larga que jamás haya existido, por fortuna. De despedidas, de noticias y de algo que jamás volverá a ser lo mismo. Tan rápido como había aparecido, desaparece, dejando un vacío que hasta día de hoy apenas he podido rellenar.

En Noviembre, las cosas se ponen peor. Aún con resaca de lo acontecido en Octubre, llegan noticias y ninguna buena. Se cumplen varios aniversarios en estas fechas, hubo celebraciones para dar y tomar. Fue el mes de las entradas pesimistas en el blog, de éxamenes finales, de mudanzas, de conversaciones de messenger hasta altas horas de la madrugada y muchos, muchos tropiezos. Empezé a darme cuenta de que ciertas cosas habían cambiado irremediablemente y no había vuelta atrás. Demasiadas cosas se han ido y aún sigo sin créermelo.
¿Diciembre? Llegó con un sabor agridulce . Se presentó en mi habitación tan rápido que me pilló por sorpresa. Sin embargo, aún no puedo resumirlo. Faltan dos días escasos para acabarlo, pero todavía hay mucho que contar. Todavía falta la última campanada.
Feliz 2o10 y Feliz Navidad, señores.

No hay comentarios: