lunes, 15 de junio de 2009

Disfraz.

Disfraz, para el que no puede, todo es disfraz. Tener la palabra precisa en los labios, la sonrisa que espera ver. Decir únicamente lo justo, que quieran oír más. Jugar a esconderse tras siete velos que irá levantando poco a poco. Porque sin misterio, todo estaba perdido, porque para ganar tenía que ser mejor, ser más fuerte, y si entraba en esa dinámica tendría que ser paciente. Y constante. Muy constante.

Disfraz, para el que puede permitírselo, todo es disfraz. Lanzar faroles. Hablar de lo que no eres, presumir de lo que no tienes. Mentir a mí, mentirte a tí y a todos los demás. Comprar lo incomprable, vender lo invendible. Pensar que que lo puedes todo, que lo quieres todo y cuando lo tienes, quieres más. Molestarse por gilipolleces, pensar que todo debe ser perfecto. Pensar que nadie en el mundo cobra menos de cincuenta mil euros al mes, que la gente que se muere de hambre es una invención del Corte Inglés. Consumir, consumir, consumir y volver a consumir, solo por el mero hecho de aparentar ser mejor. Vivir en un mundo perfecto más falso que un reloj de los chinos. Solucionarlo todo dejando sobresalir cuatro papeles morados de la cartera .No quitarse la careta hasta que sea el momento y digamos " ¡no es posible, joder!"

Disfraz...¿realmente todo es disfraz? Falso. Porque a mí no me gustan los Carnavales en pleno junio. Yo no me disfrazo. Ésa es la diferencia.

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