domingo, 11 de abril de 2010

De drogas y de un huracán mental.


Últimamente no me separo del MP3 o, en detrimento, del ordenador. No sé. De la noche a la mañana, la música se ha convertido en algo más importante de lo que ya era. No puedo estudiar sin ella. No puedo irme a dormir sin ella. No puedo pasar un segundo sin ella. Creo que tenían razón. La música es una droga.




No sé si será una droga o no, pero si es verdad que he notado sus efectos secundarios inmediatamente. Me levanta la moral. Me despeja la cabeza. Trabajo más. Sonrío más. Una buena amiga me dijo: "no te quejas nada últimamente". O "Estás mejor, Borja". Me olvido de mis cosas y me acuerdo de otras. ¡Coño, me gustan sus efectos! ¿Seré un melómano, potencialmente hablando?




Antes, escribir me servía para abstraerme durante horas y dejarme como un zombie hasta el día siguiente. Ahora, también. Pero antes solía escribir porque la inspiración venía adosada al bajón. Intentaba separar ambas; no tenía razón de ser que las dos realidades fuesen estrictamente necesarias entre sí. Me quería demostrar a mí mismo que no soy escritor de tristeza barata.




Sin embargo, en estos momentos, creo haber podido separar esos conceptos y eso lo noto. Lo conseguí hacer en el relato del concurso literario para el que me acabo de presentar. Además, me he puesto unas metas y me planteo conseguirlas. Y si no, se lucha por ello. ¿Y si no? Bueno, siempre se pueden buscar otras metas. Por ahora, habiendo conseguido esto (que para mí es un pequeño logro), me siento un poco más realizado.




¿La música es una droga? Pues creo que no del todo. Estaría en el límite entre droga y fármaco. Contribuyó a curar mi positivismo, que se creía que ser positivo era ser un mártir. Pero no curó. No. Yo creo que lo que cura es un medicamento mental, continuo y falto de utopías con las que me pudiese descalabrar. La música solo fue unas "vitaminas" para el ánimo.




Es verdad, la música no tiene efectos analgésicos perpetuos. Podría ser más que peligroso para una montaña rusa andante. Pero es que a veces, me hace falta ese pequeño empujoncito diario. Y a mí se me van los pies en cuanto suena algo en la radio. Lo juro.




Debe ser una de las pocas veces en meses que, cuando me pongo serio, no hablo de cosas graves para que.... Bueno, ahí lo dejo. Aún no he conseguido quitar esa manía mía de dejar las cosas en el aire. No está mal la incertidumbre. Y es que un huracán mental no puede con todo, señora mía.

I wanna make love in this club!


http://www.youtube.com/watch?v=w3zp5nmvrM8

2 comentarios:

Borja Moreira dijo...

Melómano o no, la música siempre ayuda. Y no hay mayor satisfación para un músico (o no debería haberla), que ver que la gente disfruta con lo que hace y entiende lo que él puede transimtir

Sofía Haltrup dijo...

La música es una de las mejores cosas que hay, estoy de acuerdo!
Suerte para el concurso!:)