jueves, 17 de junio de 2010

Censurado.

Me han cortado los dedos, me han cerrado la boca con el pestillo por dentro y, por si fuera poco, me han desencajado las teclas para que no pudiese escribir ni una sola palabra más.


La dictadura de lo políticamente correcto ha llegado a los blogs:


- El cotilleo no existe si el hombre no lo desea - dijo Prometeo.


Y una mierda.


Cierren su mente, olviden todo lo que he dicho y lo que pudiera decir. La censura debe adueñarse de Aquí, Allí y En Todo El Mundo. A partir de ahora, hagan sólo caso a los charlatanes o póngase contra el paredón. Secularizen la Biblia, la Torá y cualquier libro religioso, porque se abre una nueva época, en la que la única verdad verdadera es el Tuenti o, en su detrimento, el Hola. Y deberán ser objeto de culto obligatorio, así como sus mandamientos:


La amargura debe extenderse por el mundo, así que joderás vivo a quien te plazca hasta conseguir la amargura absoluta...




La inteligencia ha muerto: larga vida al charlatán y a la mentira. Viva la mala hostia. Viva la censura.



(No suelo hablar en vano. Ni siquiera cuando me censuran y me ponen verde).






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