Si no he escrito algo antes, es porque no me apetece seguir tirando piedras al mismo río. Me aburre la reiteración fácilmente. No es un secreto que soy incapaz de estarme quieto y en continuo movimiento. Es por eso que la parsimonia del invierno me mata. Me quedo sentado, sin más, mirando una hoja en blanco que soy incapaz de rellenar. Me cabrea. Y por si fuera poco la tinta o las teclas delatan mi indolencia.
No me apetece escribir. No cuelgo los hábitos blogueros por una temporada, sino que volveré a ello cuando me venga la inspiración. Eso sí, sin forzar la máquina, que nunca es bueno. Voy a sacar el bloc de dibujo que tenía guardado por ahí y retomaré la lectura, que también la tengo bastante abandonada. Por lo pronto, pienso apuntarme a clases de alemán y mañana mismo empiezo de nuevo con la natación.
Cosas nuevas ya.
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