Hay ciudades que entusiasman, que aborrecen, que pasas por alto. Hay ciudades con encanto. Sus luces, sus gentes, sus calles empedradas, sus monumentos...Pero hay pocos sitios que realmente impresionen. Y luego está París: la ciudad de la luz, la ciudad que nunca cansará y siempre nos esconde algo, como sus pintores de Montmatre, sus restaurantes en el barrio latino... Es sencillamente otro mundo.
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