lunes, 25 de abril de 2011

Eres tú.



La palabra más soez y la carta más grosera, dijo Nietzsche, son mejores, son más educadas que el silencio. Y sin embargo solo se me ocurre eso: silencio. Supongo que escribir es síntoma de educación.

La verdad es que no debería escribirte un solo renglón. No. Ya no escribo estas cosas, precisamente porque me parece poco inteligente escribirlas. Pero me molestas, de la misma manera en que me molesta el zumbido de una mosca cojonera en la oreja. Me canso.

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