miércoles, 1 de junio de 2011

Cuarenta y ocho horas interminables.

Los días, en periodos de exámenes, se hacen años. Lo curioso es que cuando te pones a estudiar, las horas parecen segundos. Qué asco, qué rápido y que lenta gira la Tierra. ¿Nadie puede echar el freno definitivamente o darle un empujoncito? Nunca llueve a gusto de todos, eso está claro.


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